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El signo de la Paz

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Todos necesitamos construir la paz y aportar nuestro granito de arena. La cantidad de guerras que perduran en distintos países y los atentados terroristas que extienden la guerra al resto de naciones que pensábamos que estábamos al margen, nos recuerdan la responsabilidad personal que tenemos en este asunto.  La paz mundial solo se construye si cada individuo construye paz desde su corazón. Todos los signos suman, desde el tweet  que escribió Francisco: " @Pontifex_es : Los cristianos y musulmanes somos hermanos y tenemos que comportarnos como tales .", hasta el signo de la paz que nos damos al celebrar la Eucaristía. Todos podemos transmitir la paz y rechazar la violencia como solución de los problemas. Este domingo fuimos a misa a una parroquia de Moratalaz que no destacaba en ningún aspecto. Coincidió que era una misa de niños en la que el cura no conseguía que le prestaran atención. Lo lectores no entendían lo que leían y se equivocaban más de lo normal. El coro tenía

¿Y donde nos sentamos?

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Cada vez que entras en la iglesia la misma pregunta. Lo más normal es que esté medio vacía y sobren sitios por todas partes. La gente no se quiere poner muy cerca del altar, no sé por qué, pero hay una tendencia a dejar sitios libres, bancos vacíos, incluso a sentarse al final del todo. Supongo que sigues el mismo que criterio que cuando vas al cine. ¿Dónde me molestarán menos? ¿Donde tendré una mejor perspectiva? Jesús decía, cuando vayas a un banquete no te sientes en los primeros puestos, porque daba por supuesto que todo el mundo quería estar en el "centro de la celebración". En nuestras misas de hoy en día ocurre todo lo contrario, nadie se preocupa de estar en el centro ni de involucrarse en lo que allí se está celebrando. Esto pasa hasta con el sitio para el coro. Ya en las catedrales antiguas "el coro" era un lugar situado en un primer piso encima de la puerta desde donde se proporcionaba una buena acústica, pero una participación mínima de las person

El patrimonio inmobiliario de la iglesia,

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( Pulsa aquí para ver el artículo completo ) No me resisto a traer aquí este artículo publicado por Pedro Zamora en el blog EntreParéntesis , esta joya de la comunicación social promovida por la Compañía de Jesús. Primero leéis el recuadro provocador y después el artículo entero; "La Iglesia custodia 15.700 iglesias, de las que un 78 por ciento son patrimonio histórico. Y también son una rueda de molino colgada de nuestros cuellos, asfixiando la energía necesaria para llevar a cabo nuestra gran misión religiosa y social, y haciendo de la Iglesia un departamento de construcción de la industria patrimonial. Sin duda, tengo la sospecha de que si cada una de estas iglesias fuera dinamitada mañana mismo, nuestro país sería mucho más cristiano en apenas 10 años. Teológicamente hablando, esas iglesias no son más que un simple cobijo para la lluvia, aunque la Iglesia los trata con una reverencia que debería quedar reservada sólo para Dios." Y aquí encontraréis la refle

Pan y vino ecológicos

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La reciente encíclica del Papa Francisco Laudato Si sobre el cuidado de la casa común , nos ha hecho reflexionar a todos, católicos y no católicos, cristianos y no cristianos, sobre la necesidad de luchar contra el desgaste y la erosión que el hombre provoca en la Naturaleza. Cualquier signo, por pequeño que sea, es importante para aportar nuestro granito en el cuidado de la Tierra, nuestra casa común. Hoy os animo a leer este artículo  del blog de Cristianismo y Justicia sobre la propuesta de que el pan y el vino que se consagra en la Eucaristía debería ser también un signo de la utilización de alimentos sostenibles y ecológicos. La ecología integral de San Francisco de Asís que inspira esta encíclica no tiene nada que ver con el sello de producción ecológica que solo garantiza que el alimento ha superado un proceso de evaluación, pero ¿es más sano? ¿más respetuoso con el medio ambiente? ¿más sabroso?. No nos dejemos engañar por los movimientos interesados y vayamos a lo p

La tentación de la solemnidad

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Estamos acostumbrados a ver en los actos públicos importantes una serie de símbolos que aportan solemnidad al momento. La decoración de la sala, los himnos interpretados por bandas militares, los uniformes (o disfraces a veces) que se visten para la ocasión pretenden transmitir que no se trata de una actividad normal sino que es un momento extraordinario y hay que prestarle una atención especial. En las instituciones españolas tenemos los Maceros , ( ver en Wikipedia ) que simbolizan mejor que nadie la ostentación de poder y autoridad mediante uniformes de cuatrocientos años de antigüedad. Cuando invitas a alguien especial a tu casa sacas la vajilla nueva como homenaje al invitado, pero teñir de solemnidad una celebración solo busca revestir el acto de una importancia que no tendría de otra manera. En el fondo es caer en la tentación de la vanidad y tratar de aparentar algo que no sabemos transmitir de otro modo. Hace un año, en este mismo blog , ya comentamos el problema de cómo la

El banquete del Pueblo de Dios

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Es lo más normal en los pueblos mediterráneos. Esto de juntarse para comer las familias, los amigos, los compañeros de un grupo, es la mejor excusa para verse, charlar, cantar, bailar y transmitirnos el cariño unos a otros. Están las comidas de Navidad, las de fin de curso, las bodas, los cumpleaños... a veces hay uno que invita a los demás y a veces se reparte entre todos, pero siempre hay comida y bebida. Por ese motivo Jesús aprovechó la cena de Pascua para darle al banquete un sentido profundo. Recordarnos que hay que compartir la vida igual que lo hizo él y dejarnos su presencia en la comida del pan y en la bebida del vino. Hoy he tenido una comida y una misa para celebrar el fin de curso y me he sentido Pueblo de Dios unido con todos los seguimos a Jesús. La comida te alimenta pero la eucaristía te arraiga con la vida y la misión. Nada hay más radical que seguir a Jesús y si no, leed la frase de la carta de S. Pablo que escuchamos en la misa de hoy: " Pues no se trat

Hacer o vivir

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La repetición de las costumbres siempre nos da la falsa sensación de seguridad por aquello de "más vale malo conocido que bueno por conocer". Preferimos hacer siempre las cosas igual y que no cambie nada para no sentirnos descolocados, pero la realidad de la vida es cambiante. También, por esto, convertimos el ritual de la Eucaristía en una rutina a la que nos hemos acostumbrado. Vamos siempre a la misma iglesia, a la misma hora, y esperamos que el cura diga siempre las mismas palabras. Pero de esa manera estamos perdiendo el tiempo porque Dios siempre nos sorprende, si nos dejamos sorprender. Y cada Eucaristía puede ser un encuentro personal y una renovación de nuestra vida si nos ponemos a la escucha. En la misa de hoy, en la Parroquia de Guadalupe , el cura ha cambiado ligeramente las palabras en la consagración para darnos una traducción más cercana de las palabras de Jesús: " Haced... vivid... esto en conmemoración mía". No se trata de que repitamos el r

Luz de Pascua

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Todos los días se hace de noche, pero después de unas horas vuelve la luz del sol. Todos los años pasa el invierno y llega la primavera con su explosión de luz y color. Todas las pascuas sufrimos la noche de la pasión y llegamos a la vigila de la resurrección. Cuando ayer entramos en la parroquia de Guadalupe todas las luces estaban apagadas y no podíamos ver la cara de los que estaban al lado. Pero al dar comienzo la liturgia, la llama del fuego enciende las velas y unos a otros nos vamos iluminando la cara mientras suena la canción de Ain Karem " Sé mi luz ". La resurrección del Señor es lo que ilumina nuestra vida, nos permite reconocernos a todos como hermanos y nos empuja para salir al encuentro de los demás. A lo largo de la Eucaristía fuimos viendo a distintos amigos, compañeros y al terminar nos pudimos saludar y desearnos Feliz Pascua de Resurrección. Esta celebración es especialmente emotiva y, como en años anteriores ( 2014 ,  2012 , 2011 , 2010 ), no hem

Las lecturas del día

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Es una tendencia imparable, cada vez leemos menos cosas en papel y leemos más cosas en las pantallas del ordenador, tablet o móvil. La cercanía del dispositivo que llevamos siempre encima o la facilidad para encontrar todos los contenidos que queramos o necesitemos, se imponen en la elección de las lecturas digitales. He estado suscrito a la revista Magnificat durante unos años en su versión de papel, para leer el Evangelio del día y algunas otras oraciones. Después me pasé a la versión digital, que en la tableta y en la web tiene un aspecto precioso. Imita el funcionamiento de un libro y tiene el diseño de los libros que se utilizan en misa. Aunque se trata de un servicio pastoral, no es una aplicación gratuita. Ni siquiera es de pago único sino que cada seis meses tienes que renovar la suscripción por 9,90€. Pero la realidad es que los comentarios y contenidos adicionales no son muy "modernos" por decirlo suavemente. Solo incluye enlaces a cantos gregorianos y he d